El año 2005 ha estrenado nueva Tierra: la geografía del escenario de la catástrofe ha cambiado como consecuencia del terremoto, que también ha modificado ligeramente el eje de la Tierra. La catástrofe no tiene precedentes en la historia reciente del planeta, así como tampoco la dimensión de la solidaridad internacional. Estrenamos nuevo mundo, pero parece que nos adentramos también en un período de inestabilidad telúrica que puede prolongarse hasta 2200: las amenazas afectan no sólo al Índico, sino también al Pacífico, al Mediterráneo y al Atlántico. Para completar el desconcierto, un cometa nos ha visitado en año nuevo y la Nasa advierte que otro colisionará con la Tierra en 2029, 2044 o 2053. La pesadilla del Apocalipsis no nos abandona.
La Tierra ha cambiado. Lo dicen los geólogos analizando los impactos físicos del terremoto ocurrido en el Océano Índico el pasado 26 de diciembre, que ha modificado la geografía de los entornos afectados. También se habla de que el tsunami ha hecho a la Tierra más redonda, según Live Science.
La Tierra también ha cambiado porque el terremoto se cree que modificó ligeramente el eje de la Tierra, acelerando su rotación y acortando la duración del día en tres microsegundos, según el diario italiano Corriere della Sera.
La Tierra ha cambiado porque en nuestro planeta faltan 200.000 personas que vivían el 25 de diciembre. Pertenecían en su inmensa mayoría a una docena de países del Sudeste Asiático y de África, barridas en sólo unos días por el maremoto. Nunca en la historia reciente de nuestro planeta un desastre natural había afectado a una zona tan extensa y alcanzado la capacidad de destrucción del tsunami de diciembre 2004, que deja cinco millones de damnificados.
La Tierra ha cambiado porque la solidaridad internacional desatada por la catástrofe no tiene precedentes: el hecho de que 8.000 turistas figuren entre las víctimas ha contribuido a la movilización de los países ricos, al mismo tiempo que ha suscitado una nueva unidad en el sistema internacional de ayuda, tal como ha señalado The Age.
Para sorpresa de muchos, Estados Unidos lidera el movimiento internacional de solidaridad, pero no oculta sus intereses: la catástrofe es una oportunidad para estrechar relaciones con los países asiáticos en la lucha contra el terrorismo, según Bloommberg.
Una sorpresa anunciada
Pero para algunos científicos el tsunami índico no fue ninguna sorpresa. La localización del epicentro había sido contemplada en una modelización de posibles terremotos que podrían ocurrir entre 2000 y 2010.
La previsión fue realizada por el Center for Computational Science and EngineeringAmerican Geophysical Union.
Con los datos históricos acumulados, los investigadores construyeron un mapa que muestra los posibles terremotos que ocurrirían en el mundo durante esta década. Lo sorprendente es que de los 38 temblores que han tenido lugar desde entonces 30 habían sido anticipados por el modelo, incluido el de Indonesia.
Para Keilis-Borok, profesor residente del departamento de la Tierra y Ciencias del Espacio del Institute of Geophysics and Planetary Physics de la Universidad de California, los grandes terremotos pueden llegar a predecirse con meses de anticipación, si se aplica la metodología específica, señala Science Daily.
El equipo de Keilis-Borok, que incluye expertos en reconocimiento de patrones, geodinámica, física estadística y salud pública, ha desarrollado algoritmos que detectan con anticipación un terremoto. Su sistema, que se basa en la observación continuada de los pequeños terremotos que ocurren a diario, ha sido determinante para prevenir los terremotos de 2003 en California y en Japón, si bien no es plenamente aceptado como válido por la comunidad científica. de la Universidad de California a partir de los terremotos ocurridos en el mundo de una intensidad superior a los 5 grados de la escala Richter. El mapa fue presentado el mes pasado en la reunión de la
A pesar de estas tecnologías, ningún centro científico que vigila el comportamiento del planeta imaginó las dimensiones de lo que iba a ocurrir. Y aunque el Pacific Tsunami Warning Center (Hawai), que vigila la aparición de Tsunamis en el Pacífico, quiso alertar horas antes a los países asiáticos, sus esfuerzos fueron infructuosos.
Para el National Earthquake Information Center, (Colorado), que vigila posibles terremotos en Estados Unidos, muchas víctimas podrían haberse salvado si un sistema de vigilancia de tsunamis, similar al existente en el Pacífico, hubiese sido instalado en el Índico.
La realidad es que estas catástrofes son más frecuentes en el Pacífico que en el Índico: desde 1944, seis olas mortales han devastado Japón y media docena el archipiélago de Hawai, así como una gran ola barrió el golfo del Moro, en Filipinas, en 1976.
En el océano Índico los maremotos han sido menos frecuentes, si bien no son desconocidos: en 1883, una elevación del nivel del mar derivada de las erupciones del volcán Kratakoa afectó a Sri Lanka. En 1941, un terremoto desencadenó un tsunami que afectó a las costas de La India y en 1945 otro temblor de tierra ocurrido al sur de Karachi provocó asimismo olas gigantes.
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