Sucedió hace 50 años y la altura de la ola que arrasó las costas de Alaska fue de 1,720 pies (540 metros). Impactó contra Lituya Bay y fue desencadenado por un terremoto de 7.7 que provocó el desprendimiento de una roca de 30 millones de metros cúbicos, la cual cayó desde una distancia de casi un kilómetro y que fue la causa de la impresionante ola. Por fortuna, la zona estaba pobremente habitada y no hubo más que unas pocas víctimas.
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